jueves, 15 de diciembre de 2011

Proyecto Final: Autoestima

Introducción


El trabajo presente es un proyecto que pretende prevenir la baja autoestima en los jóvenes.
La autoestima es, básicamente, una evaluación que hacemos de nosotros mismos.
Para llegar a una conclusión sobre lo que somos, generalmen¬te tomamos en cuenta nuestras características y las comparamos con lo que nos gustaría ser. A partir de ahí decidimos cuán valiosas son las partes que nos integran y cuán valiosos somos.
La autoestima alta pinta nues¬tra visión de un color claro, posi¬tivo y optimista; en cambio la au-toestima baja tiñe de oscuro, negativo y pesimista todo lo que vemos.


Nombre del programa


Una buena autoestima para una buena vida.


¿A quién va dirigido el programa?


El programa está dirigido, principalmente, a los jóvenes.


Objetivos


Fomentar una fuerte autoestima en los jóvenes para, así, evitar problemas mayores como la deserción escolar, la drogadicción, la depresión, el suicidio, etc.
El programa también incluye los siguientes objetivos específicos:

• Que el joven conozca y comprenda lo que es la autoestima para que valore su importancia.
• Que el joven conozca los aspectos que abarca una autoestima alta.
• Que el joven conozca los pasos del trabajo personal necesarios para alcanzar una buena autoestima y darle a conocer una técnica para que se le facilite lograrla.























Resultados de las encuestas aplicadas


La encuesta se aplicó a treinta y cinco jóvenes, menores de veintidós años, de la ciudad de Irapuato, Gto.

1. ¿Sabes qué es la autoestima?
A) SI = 30 B) NO = 5


2. Consideras tu autoestima…
A) ALTA = 14 B) BAJA = 2 C) INESTABLE = 19


3. ¿Te gustaría modificar tu autoestima?
A) SI = 20 B) NO = 15


4. ¿Te aceptas tal y como eres?
A) SI = 13 B) A VECES = 22


5. ¿Cambias tu forma de ser para agradar a los demás?
A) GENERALMENTE SI = 5 B) GENERALMENTE NO


6. ¿Qué tan seguido dejas que los demás decidan por ti?
A) CASI SIEMPRE = 5 B) RARA VEZ = 30


7. ¿Sabes decir “no”?
A) SI = 17 B) NO = 3 C) DEPENDIENDO PUES A VECES SOY DÉBIL = 15


8. ¿Finges estar de acuerdo en algo cuando en realidad no lo estás?
A) A MENUDO = 8 B) CASI NUNCA = 27


9. ¿Constantemente te sientes la víctima de las circunstancias o de las personas?
A) SI = 1 B) NO = 34


10. ¿A menudo respondes agresivamente?
A) SI = 10 B) NO = 25


11. ¿Escondes tus sentimientos?
A) A MENUDO = 19 B) CASI NUNCA = 16

12. ¿Conoces alguna manera para aumentar la autoestima?
A) SI = 17 B) NO = 18

Detección de necesidades


En base a los resultados que se obtuvieron a través de las treinta y cinco encuestas aplicadas se detectaron la siguiente serie de necesidades en jóvenes menores de veintidós años:


• Desconocimiento del significado preciso del término autoestima: A pesar de que la gran mayoría respondió que sí sabía lo que era la autoestima, al pedírsele una explicación ésta diferenciaba mucho de la verdadera. Por esta razón, el programa preventivo abarcará una clara explicación de este término.
• Reporte de autoestima baja e inestable: Veintiuno de los treinta y cinco encuestados respondieron no tener una autoestima alta. El logro de una autoestima bien desarrollada será el objetivo principal del programa.
• Deseo de modificar la autoestima: La mayoría de los encuestados contestó que sí desea cambiar su autoestima y esto es un punto a favor, pues el primer paso para hacer algo es desearlo.
• Insatisfacción con lo que se es: Los resultados arrojaron que muchos de los encuestados no siempre se aceptan tal y como son. Este factor es común en las personas con baja autoestima y será punto a tratar dentro del programa.


Además de las necesidades antes mencionadas, se observan otras menos específicas pues la honestidad de las respuestas es dudosa dado que hablar de aspectos tan privados como lo es el afecto que se tiene hacia uno mismo es algo que, por lo general, intimida a los encuestados aunque se maneje el total anonimato.

Se puede concluir que la autoestima en los jóvenes es inestable y, en muchos casos, precaria; por ello, es necesario un programa donde a través de la promoción de una buena autoestima se prevengan problemáticas posteriores de mayor gravedad.



























Marco teórico

¿Qué es la autoestima?

Autoestima: evaluación que hacemos de nosotros mismos. Para llegar a una conclusión sobre lo que somos generalmen¬te tomamos en cuenta nuestras características y las revisamos a la luz de lo que nos gustaría ser. A partir de ahí decidimos cuán valiosas son las partes que nos integran y cuán valiosos somos.
La autoestima alta pinta nues¬tra visión de un color claro, posi¬tivo y optimista; en cambio la au¬toestima baja tiñe de oscuro, negativo y pesimista todo lo que vemos.
La diferencia principal entre una autoestima alta y una baja ra¬dica en que con una autoestima alta tenemos una actitud activa ante la vida. En cambio con una autoestima baja tomamos una actitud pasiva, no tenemos ganas de enfrentar problemas, los evadimos porque nos sentimos incapaces de lograr algo. Como nos sentimos siempre observados y criticados bus¬camos depender de otros para solucionar nuestros problemas y no equivocarnos, todos nuestros intentos para sentirnos se¬guros en este sentido harán que nuestra vida poco a poco gire alrededor de alguien más para poder sobrevivir. Si conseguimos que otras personas nos den las soluciones, ellas lo harán desde su punto de vista sin tomar plena conciencia de nuestra realidad. Esto nos convierte en personas que viven la vida como víctimas, de quienes dependemos porque nuestro destino no está en nuestras manos sino en las de los demás y lo único que podemos hacer cuando no nos sentimos bien es quejarnos de nuestra mala suerte pero sin hacer nada para remediarlo.
Si queremos tener una autoestima alta necesitamos tomar el control de nuestra vida, saber que podemos hacer modificaciones para lograr lo que siempre hemos anhelado.

¿Cómo se forma la autoestima?

Desde los primeros años, en nuestra familia fuimos recibiendo mensajes de las personas que nos rodearon, mensajes tanto en palabras como con actitudes que nos decían claramente si éra¬mos aceptados o no, si éramos queridos y si lo que hacíamos era bien recibido. Después fueron los amigos o compañeros los que se encar¬garon de darnos un lugar en el grupo y de mandarnos señales de qué tan aceptados éramos en las situaciones cotidianas. Finalmente, a lo largo de nuestra vida, cuando nos evalua¬mos en relación a lo que queremos lograr o en relación a las personas que conocemos, llegamos a conclusiones sobre noso¬tros mismos y sobre el valor que tienen nuestras cualidades.
Si tenemos las características apropiadas para lo que queremos o que son bien vistas en nuestro medio, y además hemos sido apoyados en nuestro desarrollo, podemos estar contentos porque será fácil tener una buena autoestima.

¿Qué necesitamos para mejorar nuestra autoestima?

Si nos encontramos en el grupo de personas que tienen una baja autoestima necesitamos disponer de un gran empeño para reconocer y apreciar nuestras cualidades, porque constantemen¬te tendremos que luchar contra las voces internas que nos dicen lo negativo que tenemos. Para lograrlo necesitamos empezar por:
 Dedicar tiempo.
 Ser honestos con nosotros mismos.
 Hacer un trabajo individual.
 Estar dispuestos a cambiar las ideas predeterminadas que tenemos sobre nosotros.
 Actuar.
 Tener paciencia y constancia.
 Empezar.

Dedicar tiempo: Tenemos que destinar tiempo a trabajar en nosotros mismos. Para pensar y analizar nuestras ideas necesi¬tamos dedicación y perseverancia. Cuando uti¬lizamos un periodo para mejorar en lo que nos interesa, lo logramos; pero si no nos dedicamos a hacerlo no solo no avanzamos, sino que nos quedamos atrás porque habrá otras personas que se hayan adelan¬tado para lograr ese objetivo.
Esto no es algo que se haga en un rato o en un día, tenemos que trabajar diario. Tenemos que hacer las cosas poco a poco; es más importante trabajar y resolver cosas día con día a tener una sola jornada de mucho trabajo.
Cuando no podemos dedicar tiempo para nosotros mismos nuestra autoestima está muy baja porque quiere decir que no nos damos la suficiente importancia como para merecernos un momento, aunque sea corto.
Al estar solos y en contacto con nuestro ser, encontramos los elementos que necesitamos para guiar nuestra vida después de revisar lo que hemos hecho, las decisiones que hemos to¬mado y experimentar las emociones que nos han acompañado.

Ser honestos con nosotros mismos: Si realmente queremos avanzar en el autoconocimiento necesitamos ser honestos al revisar los momentos que han marcado nuestra forma de ser, aunque al-gunos hayan sido dolorosos.
Crecer interiormente implica dejar de engañarnos, ver cuá¬les son nuestras habilidades y flaquezas, nuestros sentimientos, lo que hacemos bien y en dónde necesitamos mejorar, al igual que conocer cuál es nuestra responsabilidad en lo que nos ha sucedido en la vida.

Hacer trabajo individual: Reflexionar sobre nosotros mismos es una de las acciones de la vida que solamente noso¬tros podemos hacer. Ciertamente podemos encontrar a alguien que nos entienda o nos apoye, pero verá desde su punto de vista lo que le conte¬mos. Si bien esto es valioso porque nos enriquece, también en ocasiones constituye una barrera porque sólo es una aproxi¬mación y no la realidad.
Lo que hagamos de nuestras vi¬das, bien o mal, a quien va a afectar es a nosotros y, por lo tanto, el trabajo que tenemos que hacer es individual.

Estar dispuestos a cambiar las ideas predeterminadas que tenemos sobre nosotros: Desde niños nos formamos un concepto acerca de cómo somos, que refleja el punto de vista de los adultos que nos rodearon. Generalmente ¬conservamos las ideas con las que crecimos a lo largo de la vida, y pueden pa¬sar muchos años sin que las revisemos ni actualicemos quedándonos con la imagen que teníamos cuando éramos pequeños. Seguramente como adultos necesitamos hacer algunos ajustes a esa imagen. Ya hemos conocido a otras personas, aprendido ideas nuevas y tenido experiencias muy variadas que nos han hecho ser personas diferentes, con más habilidades y más maduras.

Actuar: No basta con saber cómo somos, para cambiar necesitamos atrevernos a actuar, a hacer lo que siempre hemos querido pero que no nos hemos atrevido porque pensábamos que para eso no servíamos, a decir lo que no habíamos dicho por miedo y a sentir lo que tanto tiempo hemos tratado de ol-vidar.
Necesitamos también aprender nuevas formas de ser y de relacionarnos con las personas, intentar conocer algo nuevo que quizá nunca se nos ocurrió que nos podría interesar simplemente porque no lo conocíamos.

Tener paciencia y constancia: Cambiar la forma de ser y de actuar que hemos tenido por años lleva tiempo por¬que implica cambiar las ideas que han guiado, justificado y mantenido nuestro comportamiento. No podemos asimilar nuevos conceptos en un día porque hay que aceptarlos e integrarlos como propios.
Observaremos que nuestros problemas giran sobre un tema central visto desde muy diferentes perspectivas y relaciona¬do con diferentes personas. A veces avanzaremos y a veces vol¬veremos a caer en lo mismo, pero lo importante es no desani¬marnos y reconocer que podemos equivocarnos y aprender de nuestros errores.

Empezar: Mientras no comencemos a hacer estos cambios vamos a estar igual. Los primeros pasos siempre son los que preparan el terreno para lo que viene porque nos van dando la oportunidad de apren-der, corregir errores, de tratar gente nueva y encontrar en dón¬de nos sentimos bien.
¿Cómo desarrollar nuestra autoestima?

Existen siete áreas en las que podemos trabajar para desarrollarnos internamente. Estas son:

1. Seguridad
2. Aceptación
3. Respeto
4. Límites
5. Sentimientos
6. Valores
7. Habilidades personales

Seguridad: La seguridad es la confianza de estar a salvo de peligros.
Todas las personas basamos nuestra seguridad en diferentes aspectos. Algunas la obtenemos al estar cerca de ciertas personas, otras al tener objetos materiales, unas más al realizar proyectos, al tener una gran cantidad de actividades o al estar en algún lugar determinado.
Pero cuando hablamos de la parte emocional de cada uno, la única seguridad que realmente nos hace sentir bien y nos da tranquilidad viene del interior de nosotros como resultado de la congruencia entre lo que somos, lo que hacemos y la ima¬gen que proyectamos al exterior.
Si nos falta seguridad y tenemos baja autoestima podemos tomar dos posiciones:
 Declaramos incapaces
 Fingir que tenemos una seguridad de la que carecemos

Declararnos incapaces: Cuando nos declaramos incapaces ne¬cesitamos basar nuestra seguridad en alguien que controle nuestras vidas. Esta situa¬ción es muy precaria porque, paradóji¬camente, sólo nos da intranquilidad. Muchas personas vivimos ese estado emocional que se origina al estar pendientes del menor indicio de desaprobación o enojo del otro cumpliendo cada una de sus demandas para no ser rechazados y siendo fácil presa de la manipulación.
Todos conocemos casos en los que una persona permite condiciones inaceptables con tal de que alguien le siga pro¬porcionando seguridad o que tiene la ilusión de obtenerla a cambio de ser humillada, ridiculizada o de tener responsabi¬lidades injustas, sin atreverse a reclamarle a quien se aprove¬cha de ella. Ante tales situaciones, como reacción natural podemos vol¬vernos muy perfeccionistas para no ser atacados, tratando de ajustar lo que hacemos a las expectativas de los demás, cre¬yendo erróneamente que solamente siendo perfectos sere¬mos aceptados y queridos, podemos incluso distorsionar nues¬tra historia, nuestras relaciones, nuestros defectos u otra situación que pueda alterar la imagen que queremos dar.
Es de notarse que, por alguna razón, cuando tenemos baja autoestima, aunque haya personas que nos brindan su afecto, nos interesamos más por las que no lo hacen, como si para sentirnos bien tuviéramos que superar ese rechazo.
No hay que olvidar que con quien vamos a vivir todo el tiempo es con nosotros mismos y que con los demás sólo es¬taremos algunas veces. Así que necesitamos procurarnos una vida que sea más acorde a nosotros mismos.
Si tenemos alta autoestima no nos prestamos a eso tipo de vínculos en donde uno está a merced del otro. Buscamos las relaciones que son más igualitarias, donde podemos dar, reci¬bir o compartir con la seguridad de que vamos a ser aceptados por lo que somos y no por lo que el otro desea de nosotros. No estaremos preocupados por perder a alguien porque nuestro bienestar interno no depende de la aprobación de la otra persona.

Fingir que tenemos una seguridad de la que carecemos: Cuando tenemos baja autoestima pero no queremos que se note, podemos fingir que somos segu¬ros, engañando a los demás y a nosotros mismos.

Cuando empezamos a fingir con un secretito después vamos a necesitar de otro secreto para cubrirlo y ese otro necesitara de uno más grande para taparlo también. Así se sucederán uno tras otro los secretos, cubriéndose unos a otros y mostrando al final a alguien completa¬mente diferente de lo que somos. Esta forma de actuar cubre lo que no nos gusta o lo que pensamos que no aprueban los otros.
Es curioso que lo que queremos tapar porque nos avergüenza, como los pensamien¬tos, sentimientos o miedos que para nosotros son muy impor¬tantes, para los demás pueden no tener ningún valor y ni si-quiera valdría la pena mantenerlos ocultos.

Muchas veces vemos a una persona insegura que parece muy dueña de la situación, pero a la larga su actuación falla porque su seguridad no viene de dentro.

Para estar bien emocional¬mente cada uno de nosotros tiene dos opciones:
 Trabajar para asimilar las experiencias internamente y así tener una estructura fuerte y ser una persona segura; reparar estructuralmente todo lo que las experiencias negativas hayan dañado.
 Tratar de tapar por tiempo indefinido lo que nos daña; reparar parcialmente nuestras experiencias negativas buscando lo que nos pueda alejar de ellas o hacerlas olvidar.

Cuando tenemos una autoestima alta no necesitamos aparentar lo que no somos porque nos presentamos con nuestras cualidades y defectos sin temor a no ser aceptados. Nuestra seguridad sólo depende de nosotros mismos.

Aceptación: Los mensajes que recibimos nos dieron una imagen de lo que somos, pero como de niños no teníamos la capacidad de preguntarnos si lo que nos decían era cierto y si realmente co-rrespondía a nuestra manera de ser integramos esas imágenes tanto positivas como negativas como una parte de nosotros considerándolas verdaderas.
Esta primera idea de cómo somos es tan fuerte que a lo lar¬go de la vida tratamos de conservarla, no obstante que haya¬mos cambiado o de que las situaciones y las personas con las que nos encontramos nos indiquen lo contrario.
Muchas personas, a pesar de que han conseguido triunfos, desarrollado habilidades y des¬trezas o incluso obtenido trabajos importantes, se siguen sin¬tiendo como los niños indefensos que les dijeron o hicieron sentir que eran.
Las ideas que tenemos son muy importantes porque deter¬minan nuestro comportamiento ya que actuamos de acuerdo con lo que pensamos que somos, aunque esto pueda no corresponder a la realidad.
Hay que tener cuidado al cambiar nuestros pensamientos por otros más positivos, no vayamos a caer en el extremo de creer que solamente pensando positivamente va¬mos a lograr lo que nos proponemos sin que esto esté acom¬pañado de un trabajo paralelo.
Si lo que hemos percibido a lo largo de la vida nos lleva a tener una autoestima alta, los pensamientos con los que nos ca¬lificamos son positivos: nos considerarnos valiosos, inteligen¬tes o simpáticos; conocemos exactamente cuáles son nuestras cualidades y las utilizamos sin que esto nos provoque ningún malestar.
El orgullo y la arrogancia muchas veces se pueden confun¬dir con una autoestima alta. Sin embargo, denotan lo contra¬rio porque la carencia de un buen concepto de sí hace que se exagere el valor que la persona se da.
Por otro lado, si la evaluación que hacemos de nosotros a partir de nuestras experiencias es negativa, entonces nuestra autoestima es baja y los pensamientos que tenemos de nosotros son igualmente negativos.

Son dos las características principales de la autoestima baja:
 Tener pensamientos negativos sobre uno mismo
 Tratar de comportarnos de acuerdo a las expectativas de otras personas
Tener pensamientos negativos sobre uno mismo: Tener pensamientos negativos hacia nosotros nos lleva a expe¬rimentar las situaciones de manera negativa aunque algunas veces ni siquiera lo sean.
Cuando estamos en esta situación captamos todos los men¬sajes negativos de nuestro alrededor e ignoramos los positivos, aunque sean más numerosos. Podemos llegar al extremo de que aunque captemos los mensajes positivos ten¬gamos una gran resistencia a incorporarlos como propios y únicamente se queden como una opinión externa que de casuali¬dad surgió o que se dio porque la persona no nos conocía lo suficiente.
Si nos atrevemos a observar sin prejuicios, veremos que muchas situaciones las deformamos porque de antemano pen¬samos que van a resultar mal.Tenemos la habilidad de comprobar lo negativo; démonos la oportunidad de comprobar lo positivo.
Tenemos la capacidad de comprobar lo que pensamos y si tenemos la habilidad de comprobar lo negativo, entonces podemos también darnos la oportunidad de intentar comprobar lo positivo, ver el mun-do desde una perspectiva más agradable para nosotros y ha¬cernos más ligera la vida.
De tal manera que, para mejorar nuestra autoestima nece¬sitamos revisar todas esas imágenes que tenemos en nuestro interior, nuestras partes positivas y negativas, para poder acep¬tarlas o cambiarlas de acuerdo a cómo se ajustan a la situación actual.

Tratar de comportarnos de acuerdo con las experiencias de otras personas: Hay quien siempre se mide en relación a lo que debería de ha¬cer, de acuerdo a los parámetros de otras personas. Esto es muy común cuando se tiene una autoestima baja.
La palabra debería engloba el conjunto de normas e ideas que pensamos que tenemos que cumplir para ser aceptados. Nos acostumbramos desde niños a actuar de acuerdo a lo que aprobaban o rechazaban las personas adultas que estuvieron a cargo de nuestro cuidado y así nos comportamos en la vida adulta.
Muchas veces actuamos en relación con lo que pensamos que los demás están esperando y para poder cumplirlo tene¬mos que apegar estrictamente a esos parámetros, negundo muchas veces partes de nosotros.
Tener las reglas claras del debería, sólo es útil cuando es¬tán bien establecidas y para tener lineamientos estables, siempre y cuando no nos invaliden. Cuando la autoestima es baja esto resulta muy atractivo, aún llevándolo al extremo, porque proporciona una gran seguridad saber qué se espera de nosotros.
Cuando hay demasiados debería que cumplir, la situación se vuelve muy limitante porque impide el crecimiento y el estar en contacto con las propias necesidades. Desarrollar nuestras habilidades implica más responsabilidad, inseguridad y riesgo pero, por otro lado, también genera mayores satisfacciones.

Otra cuestión fundamental es estar seguros de que no va¬mos a ser rechazados por no depender de otros y saber que so¬mos lo suficientemente fuertes como para enfrentar nuestros problemas.
Para revisar los pensamientos con los que nos definimos es necesario:

Analizar nuestra historia y ver cómo hemos vi¬vido para comprender las circunstan¬cias que nos han llevado a ser como so¬mos y a actuar como lo hemos hecho, y desde ahí constatar si la imagen que tenemos de nosotros corresponde a lo que somos.
Establecer si hemos vivido en función de lo que deseamos ser o de anhelos o expectativas ajenas, buscando los debería y los quiero de nuestra vida.
Revisar cuáles de nuestras características han sido calificadas a través del tiempo como positivas o negativas.
Hay características, incluso las catalogadas como muy po¬sitivas, que en un momento dado pueden convertirse en nega¬tivas.
Determinar si realmente queremos ser diferentes a lo que so¬mos y por ello tratamos de dar otra imagen.
Muchas veces, para no caer en actitudes que no van de acuerdo a la imagen que queremos dar y no hacer patentes nuestros defectos nos criticamos internamente y evitamos ex¬presarnos.
Revisar si vivimos en función de otros para conseguir su aprobación. A veces tratamos de hacer algo para ser aceptados sin acornarnos de que lo que vale es ser y no hacer.
Si no nos consideramos sufi¬cientemente valiosos únicamente por ser personas y por lo que somos, entonces comenzamos a hacer muchas cosas para ser valorados y respetados por lo que hacemos.
Observar si nuestros pensamientos sobre nosotros son positivos o nega¬tivos. Debemos enfrentar las experiencias con una mentalidad abierta, sin prejuicios y, sobretodo, dándonos la oportunidad de analizarlas como lo que realmente son.
Al enfocar nuestros pensamientos de una manera más positiva encontraremos experiencias positivas que se irán esla¬bonando en una cadena.

Respeto: Actitud de consideración hacia las personas. Para lograr respetarnos, el primer paso es no criticarnos. Si continuamente estamos en nuestra contra debilitamos nuestra estructura, de tal manera que podemos llegar a paralizarnos.
Si somos severos con nosotros de la misma manera vamos a ser estrictos con otras personas pero, sobre todo, sentiremos que los otros son igualmente críticos hacia nuestra per¬sona y estableceremos un círculo vicioso.
Cuando más nos criticamos es cuando nos equivocamos, entonces nos hacemos los mismos reproches que oímos de labios de las personas que nos educaron; lo que nos repetían nuestros padres, compañeros o hermanos si no les parecía lo que hacíamos.
Todos podemos cambiar esa crítica interna que nos limita, lastima e impide nuestro desarrollo porque tenemos derecho a equivocarnos y a aprender de la experiencia. El respeto y la validación que nos demos son la base para cambiar.

Validarnos quiere decir que:
No nos criticamos. Porque damos por hecho que actua¬mos lo mejor que podemos con los elementos que tenemos en ese momento y que si nos equivocamos podemos tratar de hacerlo mejor la siguiente vez.
Consideramos que nuestros pensamientos y sentimien¬tos son dignos de respeto. Por lo mismo, cuando los expresamos no los censuramos sino al contrario, tomamos el tiempo necesario para escucharlos porque son ellos los que nos van a permitir estar en contacto con nuestras ne¬cesidades.

Si nos respetamos como personas, nos queremos, valora¬mos y no nos criticamos por lo que decimos o hacemos. De tal manera que nos sentiremos seguros y también vamos a poder pedirle a los demás que nos respeten. Podemos, entonces empezar por darnos la oportunidad de ser nosotros mismos cuando estemos ante los demás, sin tener miedo a la crítica.
Nuestra seguridad dependerá básicamente de que aceptemos nuestras ideas y sentimientos, no de que los aprueben otras personas o de la opinión que ellas tengan de nosotros.
Si respetamos nuestras necesidades y aceptamos cómo somos podremos basar nuestra confianza en todas nuestras potencialidades y responder con la totalidad de lo que so¬mos. Después de lograrlo podremos exigir respeto de parte de los otros y nunca más volveremos a permitir estar en el lugar de víctimas.


Límites: No solamente es necesario tener claro qué es lo que queremos, también es importante comunicárselo a los que se ven involucrados en nuestras decisiones porque es muy difícil adivinar lo que alguien quiere. Para poder ser respetados y dejar de sentirnos victi¬mas de las situaciones tenemos que comunicar abiertamente nuestras necesidades y cómo quere¬mos ser tratados por los demás.
Establecer reglas y comprender las necesidades mutuas es la base para establecer buenas relaciones. Para poner li¬mites necesitamos primero saber qué queremos, hasta dónde aceptamos una determinada situación o si aceptamos hacer algo que no nos gusta.
Todos estos puntos los tenemos muy claros cuando tenemos una alta autoestima porque somos capaces de expresar cuál es el trato que queremos recibir y lo hacemos de manera adecuada, haciendo coin¬cidir nuestras palabras con nuestras acciones.
El problema de la baja autoestima es que al depender de la opinión que tienen otros de nosotros, no po¬nemos límites para no entrar en conflicto y no incomodar a la persona de quien dependemos. Nos vamos limitando y no de¬cimos no porque lo importante es quedar bien ante los ojos de los demás, aunque a los otros ni siquiera les importe lo que hagamos. Tratamos de acceder en todo haciendo continuas concesio¬nes que a la larga nos frustran; la situación se convierte en algo imposible de manejar y nos hacen víctimas de lo que ocurre.
Si tenemos una autoestima baja y no ponemos límites po¬demos:
 Caer en una situación donde constantemente nos senti¬mos víctimas
 Actuar en vez de hablar
 Fingir estar de acuerdo pero no estarlo
 Actuar de manera agresiva
 Negar que algo sucede

Caer en una situación donde constantemente nos sentimos víctimas: Nuestra cultura tiende a favorecer a las personas compla¬cientes. Se confunde decir no con ser grosero, egoísta y mal educado. Existe el temor de que una negativa pueda indi¬carle a los otros que no son importantes, que sus necesi-dades no valen para nosotros.
Si es a nosotros a quien le dicen no sentiremos el rechazo en forma personal, aunque la negativa no tenga nada que ver con lo que nos imaginamos.

Actuar en vez de hablar: Con una baja autoestima, ante la imposibilidad de decir no actuamos de tal forma que el otro se dé por enterado de nuestra negativa sin necesidad de que lo digamos abiertamente. Una manera de hacer esto es decir sí con pala¬bras pero con las acciones decir no y aceptar solamente de palabra.

Fingir estar de acuerdo pero no estarlo: Es otra forma de no tomar la responsabilidad de lo que quere-mos y de ser complacientes con las demandas de otras personas sin poner límites. Al actuar así nos sometemos, hacemos lo que la otra persona quiere y aceptamos sólo en apariencia.

Actuar de manera agresiva: Otras veces la única forma en que podemos decir no es de forma violenta porque como nos da miedo la reacción del otro, antes de que actúe nos expresamos de manera dura y agresiva para conseguir lo que queremos.
El enojo que genera miedo es nuestra mejor manera de mantenernos a distancia de otras personas, ya que cuando el enojo aparece todos se alejan. Esta imagen de frialdad y rabia nos mantiene a salvo de mostrar debilidad y de que los demás se den cuenta de que estamos asustados y que también tenemos miedo.

Negar que algo sucede: Aunque los neguemos, los problemas no desaparecen. Solamente modificando nuestra actitud y poniendo límites podremos ir haciendo algo para mejorar nuestra situación.
Cuando tenemos baja autoestima uno de los principales problemas para poner límites es que solamente tomamos en cuenta el punto de vista del otro, dándole todo el crédito y no to¬mando en cuenta nuestras necesidades.

Para atrevemos a poner límites necesitamos:
 Modificar lo que siempre hemos hecho y que no nos ha funcionado.
 Liberarnos del miedo a actuar porque nos paraliza.
 Liberarnos del miedo a no ser aceptados si rechazamos algo.
 Estar seguros de cuál es la intención que tenemos cuando rechazamos algo.
 Dar crédito a nuestras necesidades también nos ayuda a combatir nuestros temores.
 Analizar si nuestra intención es lo suficientemente válida como para seguir adelante a pesar de los obstáculos con los que nos encontramos.

Técnica para poner límites

Para que otros sepan lo que deseamos y esperamos solamente necesitamos:

 Pedir algo que sea realmente importante para nosotros.
 Expresar abiertamente lo que queremos o no queremos de manera sencilla, para que la otra persona lo entienda.
 Pensar en alguna acción que podamos llevar a cabo en caso de que no se respete el límite que definimos. Necesitamos demostrar con hechos concretos que lo que de¬cimos es cierto.
 Ser firmes y constantes. No necesitamos gritar ni utilizar la fuerza sino actuar de manera que nuestras acciones respalden lo que decimos.

Sentimientos: A las emociones que sentimos como reacción a lo que nos acontece las llamamos sentimientos. Podemos experimentar amor, odio, alegría, dolor o tristeza, y todos ellos nos sirven para saber qué tan bien estamos en una situación; que tan bien o mal nos sentimos con algunas personas, ante ciertas actitudes, con nuestras decisiones o con las de otros. Si nos permitimos contactarlos ellos nos pueden señalar qué es lo que es adecuado para nosotros y ser de gran ayuda para saber cuándo necesitamos poner Límites. Si los escuchamos con detenimiento vamos a saber cuan¬do una situación ha sobrepasado lo que podemos aguantar.
Por lo general, rechazamos nuestros sentimientos porque tenemos la idea de que si los expresamos se pueden salir de control y dañar a los que nos rodean.
Hay que hacer la diferencia entre identificar y conocer los sentimientos y llevarlos a la acción.
Cuando tenemos una autoestima alta estamos en contacto con nuestros sentimientos, los manifestamos como una expre¬sión propia sin dañar a los demás y los utilizamos como guía para escoger lo que nos conviene.
En cambio, cuando nuestra autoestima es baja lo que hace¬mos con nuestros sentimientos es:
 Esconderlos
 Cambiarlos por otros
 Sacarlos de manera explosiva
 Fingir que no existen
 Rechazar todo lo que no sean vivencias positivas

Esconderlos: Estamos muy acostumbrados a no mostrar los sentimientos para no ser ridiculizados. Los tratamos como si fueran un sig¬no de debilidad y a veces sólo nos atrevemos a expresar uno o dos.
Cambiarlos por otros: Como si algunos sentimientos fueran negativos y fuera ver¬gonzoso expresarlos, nos acostumbramos a cambiarlos por otros para mostrar la imagen que queremos dar. Algunos podemos haber aprendido que el enojo no es bien recibido; otros, que la tristeza; en consecuencia, adquirimos la costum¬bre de expresar nuestras emociones de una forma inapropiada.
Expresarlos de manera explosiva: No podemos desaparecer ni mantener escondidos los sentimientos por mucho tiempo porque se van acumulando. Cuando se manifies¬tan de esta forma producen dolor porque salen de manera ex¬plosiva y sin control por el tiempo que han estado guardados.
Fingir que no existen: Negar nuestros sentimientos o fingir que no existen nos alivia momentáneamente pero puede traernos consecuencias.
No podemos separar al cuerpo físico de lo emocional por¬que somos una unidad. En consecuencia, al querer proteger¬nos del sufrimiento nuestro organismo tiene que soportar una carga pesada. Expresamos las tensiones en las diferentes partes del cuerpo, las cuales se resienten cuando esta situación se prolonga por mucho tiempo.
Rechazar todo lo que no sean vivencias positivas: Podemos rechazar cualquier sentimiento que consideremos negativo y limitar la gama de lo que sentimos y expresamos. Se puede confundir la necesidad de negar nuestros sentimientos con pensar positivamente.

Valores: Son las creencias más profundas que tenemos en las diferen¬tes áreas que componen nuestra vida. Cuando niños adoptamos los de nuestros padres; estos va¬lores nos ayudaron a constituir algunos de los debería de nuestra vida. A medida que fuimos creciendo cuestionamos nuestros valores origi¬nales y llegamos a un sistema propio que guía nuestras acciones hacia los objetivos que tenemos.
Pocas veces nos tomamos el tiempo necesario para poner¬nos a reflexionar sobre cuáles son los valores que son importantes para nosotros en este momento de nuestras vidas, cuáles queremos conservar porque son valiosos y cuáles podríamos dejar o modificar porque ya no tienen sentido en nuestra realidad actual. Si tenemos valores claros podremos plantearnos mejor nuestros objetivos.

Habilidades personales: La mejor manera para dejar de ser víctimas y sentirnos bien con nosotros mismos es desarrollar nuestras habilidades. Ne¬cesitamos poder controlar nuestras vidas utilizándolas al má¬ximo, sintiéndonos orgullosos de nuestro trabajo.
Nosotros vamos desarrollando nuestras habilidades desde los primeros años. El aprendizaje sigue su curso y nos va pro¬porcionando experiencia. Si todavía no hemos empezado, cual¬quier momento para comenzar es bueno.
Cuando tenemos alta autoestima aprovechamos nuestras habilidades, las dirigimos hacia empresas que nos dan satis¬facción y éstas se incrementan cada vez más.
Cuando tenemos baja autoestima es difícil detectar y desa¬rrollar nuestras habilidades, simplemente porque nos imagina¬mos que no las tenemos o sentimos que las que tenemos no valen.
Si no estamos seguros de nosotros mismos nos ponemos trampas como estas:
 Nos resistimos a iniciar alguna actividad.
 Nos metemos en empresas demasiado difíciles.
 Nos planteamos demasiadas metas.
 Nos volvemos perfeccionistas.
 Pensamos que todo es tan fácil que no vale la pena hace.


Bibliografía:



ALCANTARA MORENO, Hugo, et. al., Como proteger a tus hijos contra las drogas, México, Ed. SEP, 1999, 190 pp., Biblioteca Ing. Fued Jail Dib.

ANONIMO, http://www. Tu-emprendimiento.com.autoestima, México, 2005., 2pp.

BAHENA SALGADO, Urbano, et al., Formación Cívica y Ética 2 [Fot. Juan Flores Niño], 3ª reimp.
México, Ed. PUBLICACIONES CULTURA, 2002, 227 pp., Biblioteca Sor Juana Inés de la Cruz.

BRANDEN, Devers, Los seis pilares de la autoestima. [tr. Jorge Vigil Rubio], 2ª ed. España, Ed. Paidós Ibérica, 1995, 230 pp. Biblioteca FA.CI.CO.


INTEGRANTES:

Aurora Silva Arredondo.
Estefany Alejandra García García.
Marcela Vega Alvárez.
Javier Sánchez G.

No hay comentarios:

Publicar un comentario